Toda una obra de culto. Es una apuesta arriesgada del director Tod Browing quien en 1932 la estrena ante una sociedad que no estaba preparada para ella.La historia muestra el particular mundo de un circo de la época donde lo normal es la anormalidad física de sus integrantes. En él conviven desde unas hermanas siameses que comparten el mismo cuerpo pero no los mismos maridos hasta un hombre sin extremidades capaz de encender y fumar sus propios cigarrillos.
Para la época, este tipo de personajes eran considerados como monstruosos e inferiores. Tal particular condición despertaba el morbo del público por disfrutar de lo prohibido y, al mismo tiempo, para poder burlarse de ello.
La grandeza de Browing radica en su capacidad para crear un mundo particular con sus propias reglas; donde los personajes físicamente normales son los que resultan distintos, y por ello, excluídos. Sin duda, una historia lograda que aprovecha al máximo los recursos dramáticos que brindan las dificultades físicas de sus personajes.
Esta particular premisa convierte a estos 64 minutos de metraje en una crítica contundente de nuestra propia condición como seres humanos.
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